Colirio: todo lo que necesitas saber antes de usarlo

Si sientes picor, ardor o visión borrosa, lo más probable es que tus ojos necesiten un colirio. No tienes por qué complicarte; aquí te explicamos en lenguaje sencillo qué es, cuándo sirve y cómo elegir el adecuado.

Tipos de colirios más comunes

Existen tres grupos básicos: los lubricantes, los antibióticos y los antiinflamatorios. Los lubricantes son gotas artificiales que miman la película lagrimal natural y sirven para sequedad o cansancio visual. Los antibióticos entran en juego cuando hay una infección bacteriana, como conjuntivitis. Por último, los antiinflamatorios (corticosteroides o anti‑histamínicos) reducen inflamación y alergias.

Dentro de cada grupo hay variantes. Algunas gotas incluyen preservantes que prolongan su vida útil, pero pueden irritar ojos muy sensibles; otras son sin conservantes, ideales para uso frecuente o en niños. Lee siempre la etiqueta para saber si es “preservado” o “sin conservante”.

Cómo elegir y usar tu colirio de forma segura

Primero, identifica el motivo del malestar: ¿sequedad, infección o alergia? Si no estás seguro, consulta a un profesional. Un farmacéutico puede orientarte sobre la mejor opción sin necesidad de receta en muchos casos.

Al comprar online verifica que la farmacia cuente con certificado y reseñas positivas. Busca precios claros, información del fabricante y fechas de caducidad. Evita ofertas demasiado baratas; lo barato suele ser una señal de producto falsificado.

Cuando tengas el colirio en mano, lávate bien las manos y sacude suavemente el envase si indica hacerlo. Inclina la cabeza ligeramente hacia atrás, tira del párpado inferior para crear un bolsillo y deja caer una gota sin tocar el tubo con el ojo. No frotes; simplemente parpadea varias veces para distribuir la solución.

Si usas más de una gota al día, respeta los intervalos recomendados (generalmente 4‑6 horas). En caso de irritación persistente o visión borrosa después de aplicar, suspende el uso y consulta a un médico. Nunca compartas tus gotas con otra persona; cada frasco está pensado para un solo usuario.

Almacena el colirio según las indicaciones: algunos necesitan refrigeración, otros se conservan bien a temperatura ambiente. No uses el producto una vez pasado su fecha de caducidad, ya que pierde efectividad y puede irritar.

Recuerda también la higiene del envase: cierra bien después de cada uso y evita exponer la punta al agua o a superficies contaminadas.

En resumen, el colirio es una solución sencilla para muchos problemas oculares, pero su efectividad depende de elegir el tipo correcto y seguir buenas prácticas de aplicación. Con estos consejos podrás aliviar tus ojos sin complicaciones y con total seguridad.